Guimaraes, la ciudad donde comenzó Portugal

Esta pequeña ciudad del norte de Portugal tiene tras de sí una gran historia que le asocia con el inicio de la identidad nacional portuguesa. Situada a menos de una hora en coche de Oporto, es una visita más que recomendable para cualquiera que este viajando por la zona o que quiera hacer una pequeña escapada para conocerla.

A pesar de su reducido tamaño, Guimaraes es una ciudad que cuenta con muchos monumentos y lugares de interés turístico para visitar. Uno de los más reconocidos es su centro histórico, que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2001.

Por desgracia, nosotros íbamos con la agenda un poco apretada y tuvimos que seleccionar que parte de la ciudad íbamos a visitar ya que solo disponíamos de una mañana para ver Guimaraes. Después de pensarlo bastante durante el viaje nos decantamos por hacer una visita al Castillo de Guimaraes y al Palacio de los Duques de Braganza que se encuentra a escasos metros.

Qué ver en Guimaraes en un día

El Palacio de los Duques de Braganza

Está situado en la denominada “Colina Sagrada” de Guimaraes, que recibe este nombre por ser el lugar donde se desarrolló la batalla de Sao Mamede, la cual daría lugar a la creación del Reino de Portugal.

Este palacio está declarado Monumento Nacional de Portugal y data del siglo XV. Fue contruido por orden de Alfonso, hijo bastardo del rey Ruan I de Portugal.

En su interior se pueden encontrar varias exposiciones de arte procedentes de distintos museos y mobiliario de la época.

El Palacio también cuenta con una pequeña sala que expone una colección de armas de la época bastante variada.

Aunque el palacio está muy bien y es digno de ver con detalle su interior, tengo que decir que la parte que más me gustó fue el pequeño jardín que hay a su derecha. No sé si por el cansancio que llevábamos acumulado de  las anteriores etapas de la ruta por el norte de Portugal o por que la subida hasta la colina (que también tiene lo suyo), pero la verdad es que es una zona de descanso que como se suele decir “nos vino al pelo”. Como viajábamos con el bebé decidimos aprovechar “la excusa” para tumbarnos por allí y hacernos unas fotos con él, cosa que parece que también le vino bien al resto de familias porque enseguida se animaron a hacer lo mismo 🙂 .

El acceso al Palacio es gratuito el primer domingo de cada mes. El resto de días el precio de la entrada normal es de 5 euros para los adultos. Al llegar os ofrecerán varios tipos de entradas, entre ellas la combinada para visitar el castillo por un poco más de dinero. Con nosotros fueron muy honrados porque ellos mismos nos advirtieron de que ahora mismo el castillo estaba en obras y la entrada era gratuita por lo que no era necesario que la comprásemos. De todas formas, si vais a visitarlo dentro de poco podéis informaros en la taquilla para ver si sigue igual.

El Castelo de Guimaraes

Está situado a escasos metros subiendo por el camino que sale a la izquierda del Palacio de los Duques de Braganza. Este castillo también es conocido por el nombre de “Castelo de Sao Mamede”, ya sabéis, la famosa batalla…

Se construyó en el siglo X por la condesa Mumadona pero se fue ampliando a partir del siglo XII para convertirlo en un fortín que protegiese la ciudad por completo. Desde 2007 está considerado como una de las siete maravillas de Portugal.

La verdad es que aunque ahora mismo están reconstruyendo gran parte del castillo la mayor parte de la estructura se encuentra en un estado de conservación muy bueno. Es posible subir a la mayoría de las torres por unas escaleras y pasillos habilitados para los turistas y merece la pena disfrutar de las vistas que hay desde cualquiera de ellas aunque cueste un poco de esfuerzo subir hasta allí.

Actualmente el acceso al castillo es gratuito y se espera que siga siendo así al menos hasta que terminen las reformas.

Como veis es una ciudad preciosa. Os aconsejo que no la perdáis de vista si hacéis una ruta por Portugal o estás cerca de allí. Además de formar parte de la historia de Portugal es una ciudad ideal para pasar un día tranquilamente.