Qué ver y qué hacer en Jordania en 10 días (Guía completa)

Cuando uno se plantea visitar un país completo en 10 días (como fue nuestro caso), las dudas siempre son las mismas: ¿Qué es lo más importante del país? ¿En qué zona del país me centro? ¿Son suficientes 10 días? ¿Cómo me muevo por allí? ¿Coche, tren, autobús?

 

 

En el caso de Jordania, todas estas preguntas tienen unas respuestas muy sencillas y que vamos a intentar aclarar a continuación para que los que vayáis por primera vez lo tengáis algo más fácil a la hora de visitar Jordania. Poneos el traje de explorador, cargad las cantimploras de agua porque os vais a sentir como un auténtico explorador. ¿Comenzamos?

 

Jordania es un país muy rico culturalmente hablando. Tiene un montón de enclaves históricos que os aseguramos no os dejarán indiferentes. Ciudades excavadas en la roca, un mar sin vida, castillos en el desierto, un desierto rojo, ciudades romanas…

 

Dicho así, parece que es imposible abarcarlo todo en solo 10 días, pero vamos a intentarlo.

 

Si vais por vía aérea, casi con toda seguridad, vuestra puerta de entrada al país será su capital, Amman. Aunque no es una ciudad que tenga mucho que ver, tiene algunas cosillas interesantes que podremos ver en el primer día de viaje.

 

Qué ver en Ammán en 1 día

Ciudadela de Ammán.

 

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Situada en una de las 19 colinas en las que se encaja la ciudad (aunque originalmente eran 7), se alza este magnífico vestigio romano. Se tiene constancia de que ha estado habitada continuamente desde hace unos 7000 años por lo que se trata de una de las ciudades más antiguas en estar habitada continuamente. Ha sido testigo del paso de grandes imperios y de las 3 grandes religiones: cristianismo, judaísmo e islam.

 

Actualmente, lo más destacable que podemos encontrar en la ciudad son los restos del que fuera el Templo de Hércules. Además, cuenta con un modesto museo en el que podremos ver los restos arqueológicos que han sido excavados. Por si todo esto fuera poco, también cuenta con una Iglesia Bizantina y un Palacio Omeya, ¿alguien da más? Y lo mejor de todo es que la ciudadela no ha sido excavada continuamente, por lo que quién sabe qué maravillas se esconden en sus entrañas.

 

 

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Anfiteatro romano

Construido en el siglo II, lo primero que nos sorprenderá es el extraordinario estado de conservación en el que se encuentra. Tiene una capacidad para 6000 personas, y sí hablo en presente porque a día de hoy, se sigue usando

 

 

Callejear por la ciudad de Ammán

 

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Aparte de la ciudadela y del anfiteatro, Ammán no tiene mucho más. Si tenéis tiempo, podéis pedir un taxi que os lleve hasta la Mezquita del Rey Abdalá (aunque nosotros no lo hicimos). Para comer os recomiendo la calle Rainbow Street donde podrás encontrar multitud de locales más orientados al gusto occidental, aunque si vas a Jordania, lo bueno es ir a locales típicos…y aquí es donde os recomiendo un restaurante llamado Hashem. No os dejéis engañar por su aspecto exterior. Podrás probar comida típica jordana (la cuál por cierto es deliciosa) por un magnífico precio. Creo recordar que entre los dos no llegamos a pagar más de 5€.

 

 

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Los castillos del desierto de Jordania

Una de las excursiones típicas que se pueden hacer en un día desde Ammán es visitar los castillos que hay desperdigados por el desierto. Para ello, os recomiendo alquilar un coche con conductor. Nosotros fuimos al hostal Jordán Tower (situado al lado del anfiteatro) y allí ofrecen varias excursiones, una de las cuáles consiste en visitar los castillos. Los castillos que visitaréis serán los siguientes:

 

Qasr Kharana (Qasr Al-Jarana)

Probablemente es el que más impresiona por su tamaño.  No esperéis ninguna floritura arquitectónica en este castillo, ya que es un auténtico cuadrado con torres en sus esquinas, construido con piedras areniscas y relleno de mortero. Destaca su patio central al que se asoman sus 60 austeras habitaciones. No está claro el uso para el que fue construido, ya que no está en medio de ninguna ruta conocida, ni tiene fuentes, ni nada por el estilo.

 

Qasr Al-Azraq

Realizado en basalto, destaca por haber albergado a Lawrence de Arabia durante su Rebelión Árabe. Está situado estratégicamente próximo al oasis de Azraq, única fuente de agua conocida en muchos kilómetros a la redonda. En su interior podréis admirar una puerta de piedra que pesa alrededor de una tonelada pero que se mueve con suma facilidad debido al aceite de palma que engrasa sus “bisagras”

 

 

 

Qusair Amra

 

Sin duda alguna, es el más bonito de todos, y muestra de ello, es que figura como Patrimonio Mundial de la UNESCO. Lo que le ha dado fama mundial son sus exquisitos frescos interiores perfectamente conservados. Construido como residencia de los califas omeyas, cuenta en su interior con unos baños de vapor (hamman) decorados con los mencionados frescos

 

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Qasr Al-Hallabat

Antigua fortaleza construida por el emperador Caracalla para proteger a sus huéspedes de las tribus beduinas. Más tarde el califa omeya Hisham ibn Abd al-Malik, ordenó destruir estas fortalezas y construir en su lugar un complejo compuesto de palacios y mezquitas.

 

 

Umm Qais y Castillo de Aljun

Al igual que hablábamos de los castillos, este tour también lo podéis hacer en un coche con conductor. El procedimiento que seguimos fue el mismo que para los castillos, fuimos al hostal Jordán Tower y reservamos la excursión.

 

 

Situada sobre una colina, Umm Qais (la antigua Gadara que aparece en la Biblia) cuenta con unas vistas a 3 países (Jordania, Siria e Israel), era una de las antiguas ciudades de la Decápolis romana.  La ciudad floreció de la mano de Herodes, aunque los habitantes no lo veían igual y a la muerte de este, la ciudad volvió a recobrar cierta autonomía. Durante el período otomano, la ciudad vio cómo se realizaban diversas construcciones en piedra de basalto negro que han llegado muy bien conservadas hasta nuestros días. En la actualidad, resulta curiosa esa mezcla de edificaciones romanas con edificaciones otomanas.

 

 

 

Acto seguido, subimos de nuevo al coche camino del castillo de Aljun. Alzándose majestuoso sobre una colina, nos tenemos que remontar al año 1184, fecha en la que el sobrino de Saladino ordenó su construcción para defenderse de los ataques que venían desde el Sur y desde el Oeste. Lo que más sorprende de este castillo es su buen estado de conservación y las magníficas vistas que se obtienen del valle de Aljun.

 

De todas las visitas que estamos comentando, esta es la más prescindible, por lo que, si vais ajustados de tiempo, personalmente sería este día el que eliminaría del itinerario.

 

Umm Qais y Castillo de Aljun-15

 

Ciudad romana de Jerash

Imprescindible, apabullante, sobrecogedora, …no sabríamos qué adjetivo elegir para describir las ruinas de esta antigua ciudad romana. O a lo mejor sí……¡¡CALUROSA!!!! Y es que, en verano, es un auténtico horno, pero claro, Jordania y verano, ya se sabe jejeje.

Si consigues abstraerte del riguroso verano, descubrirás una ciudad que en tiempos antiguos pertenecía a la Decápolis romana, o lo que es lo mismo, una de las ciudades que marcaban el límite oriental del Imperio Romano.

 

 

 

Debido a la protección que brindaron los romanos y a las calzadas que se construyeron en la ciudad, esta experimentó un gran crecimiento económico. Entre sus ilustres visitantes se encuentran los que fueran emperadores, Adriano y Trajano.

Actualmente, lo que más destaca en la ciudad es el Arco de Adriano, el Circo Romano, los templos de Zeus y Ártemis, dos teatros y, sobre todo, una gran plaza central rodeada de columnas.

 

 

 

Si te sientas a la sombra y dedicas unos minutos a recorrer la ciudad con la mirada, tendrás la sensación de ser un visitante del tiempo y estar observando a sus ciudadanos hacer todo tipo de tareas.

Madaba, Monte Nebo, Río Jordán y Mar Muerto

Ir a Jordania y no visitar el Mar Muerto es como ir a Granada y no visitar la Alhambra. No se concibe una cosa sin la otra.

Para esta ocasión, os proponemos disfrutar de una noche en uno de los muchos hoteles que hay a la orilla del Mar Muerto. Así que, si no vais en coche de alquiler, os recomiendo que contratéis un coche con conductor. Nosotros lo volvimos a hacer en el Jordán Tower ya que nos había ido muy bien en las anteriores excursiones.

 

Este día se presentaba muy intenso, ya que íbamos a concentrar varias visitas en un mismo día. Comenzamos por Madaba en donde se encuentra el mosaico más antiguo del mundo que representa a la ciudad de Jerusalén. Data del siglo VI. Este mosaico es un auténtico superviviente ya que ha sobrevivido a incendios, terremotos, desmantelamientos por los Omeyas, etc… Representa con todo detalle la zona y las poblaciones comprendidas entre el Líbano, el Delta del Nilo, el Mar Mediterráneo y el desierto arábigo. Este mosaico data del siglo VI, por lo que hay que tener en cuenta que las poblaciones que aparecen son las que existían allá por el año 560. Toda una ventana al pasado. Dicho mosaico se encuentra en la Iglesia Bizantina de San Jorge, en la ya citada Madaba.

 

 

Tras visitar Madaba, el conductor os llevará a uno de los montes más conocidos de la historia: el monte en el que Moisés pudo ver la Tierra Prometida antes de morir, el Monte Nebo. En el monte, podréis visitar una pequeña Iglesia y admirar un mosaico bizantino, pero lo más interesante son las vistas que se supone que tuvo Moisés cuando le fue negada la entrada a la Tierra Prometida. En un pequeño cartel en el mirador, podréis ver las ciudades que se supone se ven en días claros y la distancia que hay hasta ellas.

 

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Tras tomar las típicas fotos, era hora de partir a otro enclave histórico: el Río Jordán. Si vais en agosto, os recomiendo que llevéis mucha bebida y alguna gorra o similar para resguardaos del Sol, ya que el calor puede ser insufrible. Al llegar al río, podréis admirar una pequeña Iglesia con su correspondiente mosaico.

 

 

Pero todo el mundo viene aquí, por supuesto a ver el río y a ver el lugar exacto en el que Jesucristo fue bautizado. El lugar exacto está marcado con 4 columnas de piedra. Aunque no seais creyentes, se os pondrán los pelos de punta. Y por supuesto, ya que estáis allí, no podéis dejar pasar la oportunidad para recoger un poco de agua en una botella (OJO: No recomiendo beberla ya que está bastante sucia).

 

 

 

Tras esta visita, es hora de partir a nuestro destino final de ese día: el Mar Muerto.

Su nombre responde ni más ni menos a que el Mar no tiene vida debido a su alta salinidad.

Debido a esta, cuando os bañéis (ni se os ocurra meteros un poco de agua en la boca), vuestro cuerpo flotará en el agua. Una sensación bastante curiosa. Si tenéis alguna herida en el cuerpo, os aseguro que os va a escocer bastante. Aparte del típico baño, en sus orillas se acumulan una gran cantidad de barros que se suponen que tienen un buen uso para el tratamiento de la piel. Nosotros, por supuesto nos untamos los cuerpos con estos barros y os puedo asegurar que, tras quitaros el barro en el agua, vais a tener la piel más suave que la de un bebé.

 

Petra

Una de las nuevas 7 maravillas del mundo. Con esto, creo que es suficiente motivo para realizar una visita al país jordano.

Capital del antiguo reino nabateo, es una ciudad excavada completamente en la roca.

El precio de la entrada cuesta 50 dinares para 1 día (agosto 2015). Es caro, pero serán los mejores 50 dinares invertidos en el viaje.

Desde la entrada hasta el archiconocido Tesoro hay que sortear dos tramos. El primero de ellos es el que nos lleva desde la entrada hasta un desfiladero (Siq). Este tramo lo podéis hacer andando o en uno de los muchos caballos que ofrecen los locales. Nosotros, sin lugar a duda, recomendamos hacerlo andando ya que puedes detenerte donde más te plaza. Además, estás en Petra, hay que tomárselo con calma.

El segundo tramo es el que atraviesa un angosto desfiladero conocido como el Siq. No se nos habría ocurrido una mejor manera de llegar al Tesoro. El origen de este desfiladero es una falla natural originada por fuerzas tectónicas, aunque más tarde fue erosionado por el agua.

 

 

Tras atravesar este desfiladero, como si de magia se tratase, comenzaréis a vislumbrar el Tesoro. Y entonces es cuando quedaréis definitivamente enamorados de la ciudad (y eso que sólo es el principio). A día de hoy no sabe a ciencia cierta para qué fue construido el Tesoro debido a los saqueos a los que fue sometido por los beduinos. Así que cada uno que haga sus propias elucubraciones.

 

 

Tras estar un buen rato viendo el Tesoro, seguiréis vuestro camino adentrándoos en la ciudad. En él, podréis ver casas, templos e incluso un teatro excavado totalmente en la roca. De verdad que es impresionante.

Siguiendo el camino, os topareis de lleno con las Tumbas Reales. Como su nombre indica, son varias tumbas excavadas en la roca que sirvieron para depositar los restos de los reyes nabateos. Me faltan adjetivos para describir lo que ven mis ojos.

 

 

Si seguís el camino principal de la ciudad, llegaréis a unas escaleras. Si tomáis dichas escaleras, tras una media hora (dependiendo de vuestro estado de forma), llegaréis a otra de las más conocidas estructuras de la ciudad: el Monasterio. Al estar al final del recorrido, muchos turistas no llegan, pero ¡¡es algo que no os podéis perder!!!

 

 

Wadi Rum

Muchos turistas pasan de alto la visita a este desierto, pero… ¿y si os digo que en este desierto están los mejores «hoteles» con las mejores vistas? Seguid leyendo…

Wadi Rum, es un desierto que ha sido habitado desde la prehistoria, como así lo atestiguan los petroglifos encontrados en las paredes de roca.

Además, también fue la base de operaciones de Lawrence de Arabia durante su revuelta árabe.

Aunque no es el típico desierto que todos tenemos en mente ya que apenas tiene dunas (aunque alguna hay).

 

Bajo nuestro punto de vista, la mejor manera de moverse por Wadi Rum es mediante un conductor local ya que os llevará a todos los enclaves del desierto y además llevará la comida que él mismo hará a mediodía. ¿Hay algo más auténtico?

 

 

Podréis visitar lugares tan curiosos como una roca con forma de seta, un puente de piedra, o ver uno de los mejores atardeceres que se pueden observar hoy en día.

 

 

¿Y dónde dormimos? Sin duda alguna, en alguno de los muchos campamentos beduínos que hay en el desierto. Podéis reservarlos previamente por Internet. En el que nosotros reservamos, nos prepararon una cena típica beduína con cordero asado bajo tierra. Una auténtica delicia. Antes hemos dicho que este «hotel» tiene las mejores vistas y es que, cuando cae el Sol, el cielo estrellado se desploma ante nosotros y nunca os imaginaréis la cantidad de estrellas que se pueden ver en este desierto.

 

 

Ciudades romanas, castillos en el desierto, lugares bíblicos, un mar donde no te hundes, una ciudad excavada en la roca o uno de los desiertos más bonitos del mundo, son algunos de los reclamos que harán que una visita al país jordano no te defraude jamás.

 

 

 Artículo invitado realizado por Oscar y Laura

 

 

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