Copenhague, la capital de Dinamarca, es famosa por sus canales, bicicletas y su espíritu acogedor. Sin embargo, en el corazón de esta ciudad se esconde un lugar que muy peculiar: Christiania. Este barrio, conocido oficialmente como Ciudad Libre de Christiania, es un refugio bohemio que atrae a turistas y curiosos de todo el mundo.
Como era nuestra segunda vez en Cophenague y ya habíamos hecho la ruta por los sitios más típicos, esta vez decidimos ir a conocer este sitio tan curioso sin prisas. La verdad es que fue todo un acierto.
Si quieres ver más sitios para organizar tu visita guárdate para leer luego está ruta para recorrer Copenhague en un día o en una escala de crucero.
Christiania, el nacimiento de un experimento social
Christiania nació en 1971 cuando un grupo de jóvenes y artistas ocupó una antigua base militar abandonada en el barrio de Christianshavn. Su objetivo era crear una sociedad alternativa, libre de las restricciones y normas del resto de la ciudad. Contra todo pronóstico, este experimento social ha perdurado por más de cinco décadas, convirtiéndose en un símbolo de libertad y creatividad.
Normas en Christiania
Antes de entrar, te encontraras con las normas de la comunidad. Si ya habías oído hablar de Christiania seguro que habrás visto más de un video en redes sociales en el que tratan de venderlo como un sitio peligroso o en el que hay que tener mucho cuidado para no meterte en problemas. Nada más lejos de la realidad. En la actualidad practicamente se ha convertido en un reclamo turistico más, muy curioso, pero lejos de la esencia de lugar independiente y aislado que tenia en el pasado.
Realmente lo único que piden es respetar la prohibición de tomar fotografías en Pusher Street, que la reconocerás enseguida porque es la calle donde se concentra la venta de drogas en una especie de coffe shop.
Además, no está permitido circular en coche, hacer ruido excesivo ni correr, para evitar causar pánico entre los turistas y residentes, quienes solían enfrentarse a redadas policiales con frecuencia.
Un paseo por Pusher Street
Uno de los lugares más famosos de Christiania es Pusher Street. Esta calle es conocida por su mercado abierto de cannabis, donde se pueden encontrar todo tipo de productos relacionados con la marihuana pero recuerda no se puede hacer fotos. Aunque el comercio de cannabis es técnicamente ilegal en Dinamarca, digamos que las autoridades han adoptado una postura algo más tolerante en Christiania.
Esto no quiere decir que sea un sitio peligroso ni que vayas a encontrar un puesto de marihuana en plena calle. Ten en cuenta que actualmente se realizan visitas guiadas para los turistas, por lo que si no lo buscas no lo vas a ver. Veras familias con niños, como nosotros, curiosos, turistas de todo tipo, residentes, algún que otro hippie, pero en absoluto vas a estar en una zona peligrosa.
Nosotros lo visitamos por libre, pero si queréis hacer el free tour por el barrio os lo dejo aquí.
El trol de Christiania
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El trol de Christiania es una de las obras más emblemáticas de Dambo, es una escultura enorme hecha completamente de madera reciclada. Esta impresionante pieza se encuentra en medio del barrio, y es uno de los principales reclamos turísticos de Christiania La escultura no solo es bonita y llamativa, sino que también es una obra que trata de mostrar la importancia de la sostenibilidad y la creatividad en la vida cotidiana.
Arte y cultura a raudales (mejor organizado que muchos barrios conocidos)
Christiania es también un hervidero de creatividad. Las calles están llenas de arte urbano, desde impresionantes murales hasta esculturas e instalaciones artísticas. Además, el barrio cuenta con varias salas de conciertos y centros culturales donde se organizan eventos y actuaciones regularmente. Una de las cosas que más me llamó la atención es lo bien organizado que lo tienen. Si te fijas en los carteles los teatros cuentan con cafetería y todo tipo de comodidades. Vamos, lo que os decía al principio, alternativo sí, pero hippie….
El Loppen, por ejemplo, es uno de los clubes más populares de Christiania, donde se pueden ver actuaciones en vivo de bandas locales e internacionales. También está el Den Grå Hal, un antiguo almacén convertido en sala de conciertos que ha acogido a artistas de renombre mundial.
Un estilo de vida alternativo
Pero no todo es turismo. Las personas que realmente viven en Christiania han optado por un estilo de vida diferente. Los habitantes del barrio, conocidos como «christianitas», se rigen por sus propias normas y valores. La comunidad es conocida por su espíritu de cooperación y autosuficiencia. Muchas de las casas están construidas por los propios residentes utilizando materiales reciclados, y la mayoría de las decisiones se toman en asambleas comunitarias donde todos tienen voz y voto.
La sostenibilidad es también un valor fundamental en Christiania. Los residentes se esfuerzan por vivir de manera ecológica, utilizando energías renovables, reciclando y promoviendo un estilo de vida más consciente con el medio ambiente. Otra cosa que me llamo muchísimo la atención es que tienen su propio punto limpio. Me atrevería a decir que mucho mejor que el de algunas ciudades.
Otra cosa que se fomenta mucho en Christiania es la reutilización de objetos. Hay una estantería en la que tu puedes dejar cosas que no necesites y a cambio llevarte otro objeto que haya dejado un vecino. Otro ejemplo es esta biblioteca que tienen a disposición de todo el mundo.
Y no pienses que por seer un barrio independiente, en el que han montado la mayor parte de cosas ellos mismos, no cuentan con buenas instalaciones. Tienen un skate park cubierto que me pareció espectacular para estar hecho con productos reciclados. Esta sala solo es accesible para los residentes, para evitar que se deteriore con el turismo.
La lucha por la legalidad
A lo largo de los años, Christiania ha tenido que enfrentarse a numerosos desafíos legales y políticos. Las autoridades danesas han intentado en varias ocasiones cerrar el barrio o imponer más control sobre sus actividades. Sin embargo, la resistencia de los christianitas y el apoyo de la opinión pública han permitido que el barrio siga existiendo.
En 2011, Christiania llegó a un acuerdo con el gobierno danés que le permitió comprar gran parte del terreno que ocupan, garantizando así su autonomía a largo plazo. Este acuerdo fue muy importante para la comunidad, que sigue luchando por su derecho a existir y a vivir según sus propias reglas.
Esto no quiere decir que sean realmente independientes, también se realizan detenciones. Si os fijáis a la entrada veréis carteles reivindicativos contra vecinos detenidos por la policía de Cophenague
Gastronomía local y orgánica
Christiania también es un gran lugar para explorar la gastronomía alternativa. Las tiendas y cafés del barrio ofrecen productos orgánicos y locales, desde frutas y verduras frescas hasta productos de panadería y comidas preparadas. Los restaurantes y cafeterías de Christiania son conocidos por sus menús saludables y opciones vegetarianas y veganas.
El Grønsagen, por ejemplo, es una tienda que se especializa en productos orgánicos y alimentos sostenibles. Aquí puedes encontrar todo tipo de productos frescos, así como conservas y otros productos alimenticios que respetan el medio ambiente.
Puedes llevarte algún recuerdo
No puedes irte de Christiania sin llevarte un recuerdo. Además del arte y la artesanía, hay varias tiendas que venden souvenirs relacionados con la historia y la cultura de Christiania. Puedes encontrar camisetas, posters, y otros artículos que celebran el espíritu libre del barrio.
No te preocupes por las compras, que por muy hippies que se auto proclamen nosotros compramos un imán de la nevera y pagamos con tarjeta de crédito en el puesto del mercadillo. Aceptan eruos, cualquier tipo de tarjeta o la moneda local.
Para mi, un lugar que hay que visitar
Aunque al salir de allí veas este cartel indicando que vuelves a la Unión Europea, lo cierto es que es un barrio cada vez más integrado. Incluso el ayuntamiento está haciendo reformas en las entradas para acondicionar los accesos. Quiero decir con esto que me pareció una visita imprescindible en Copenhague y un lugar súper curioso y diferente que merece mucho la pena visitar con calma, pero que no vayáis pensando en una experiencia peligrosa o que vais a visitar un sitio fuera de toda ley porque no es así. Os recomiendo que lo visitéis vosotros mismos sin prejuicios y con respeto a la gente que vive allí. Ya veréis como os gusta.
